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Sinopsis

  «…Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y tuvo compasión de él. Corrió entonces, se echó sobre su cuello, y lo besó» (Lucas 15:20) ¿Cuánto amor tienes por los pecadores? Esta puede parecer una pregunta extraña, pero quiero que hoy medites en ella. Con demasiada frecuencia, una vez que somos salvos y nuestra vida está un poco limpia, empezamos a perder nuestra compasión por los que todavía están perdidos. Vemos al borracho que tropieza en la calle o al empleado en la oficina que le miente al jefe y cuenta chistes sucios, y los miramos con desprecio espiritual. Pero si en verdad comprendiéramos el corazón de nuestro Padre celestial, no volveríamos a actuar de esa manera. Jesús contó una historia que nos habla un poco de ese corazón: la parábola del hijo pródigo. Quizás muchas veces has escuchado cómo el hijo se rebeló contra su padre y lo deshonró, y cómo el padre a pesar de todo, lo recibió en el hogar con gozo cuando el hijo se arrepintió. Pero hay unas palabras en las que quiero que hoy centre